Pedro Valverde Tort
Ángel F. Sánchez Escobar
MEREDITH JUSTIN SPRUNGER
Ángel F. Sánchez Escobar
MEREDITH JUSTIN SPRUNGER
“Hay, de hecho, muchas otras cosas también que Jesús hizo, que, si se escribieran alguna vez en todo detalle, supongo que el mundo mismo no podría contener los rollos que se escribieran.” – Juan 21:25
En estas enigmáticas palabras se declara con certeza: Hay mucho más sobre Jesús de Nazaret que la mayoría del mundo desconoce. Valoramos profundamente lo escrito en los Evangelios, pero hoy, en una era de mayor comprensión sobre nuevas realidades espirituales, muchos comienzan a estar preparados para más luz.
Pero, ¿No está acaso todo sobre Jesús en la Biblia? Obviamente que no. Las palabras de Juan 21:25 lo demuestran. También Juan 20: 30 lo reafirma:
Pero, ¿No está acaso todo sobre Jesús en la Biblia? Obviamente que no. Las palabras de Juan 21:25 lo demuestran. También Juan 20: 30 lo reafirma:
“Por supuesto, Jesús también ejecutó muchas otras señales delante de los discípulos, que no están escritas en este rollo”.
Ciertamente las cosas escritas si eran adecuadas para escribirlas, pero, ¿eran menos importantes o trascendentes aquellas otras señales o cosas que Jesús hizo? De ninguna manera, y no creo que ninguna persona que valore la venida de Cristo consideraría sin importancia alguna señal que Jesús haya efectuado, sobre todo si era algo (según el contexto) relacionado con las apariciones durante su resurrección. Juan no dice que no eran importantes, simplemente dice que no están escritas en este rollo. Resulta obvio, por lo tanto, que habían otros rollos circulando en la época de Juan sobre la vida de Jesús. ¿Cuáles podían ser?
Para la mayoría de los creyentes estos otros rollos podrían ser el llamado evangelio de Mateo, Marcos y Lucas. Sin embargo, está claro que esto no es algo que se sustente como lo único escrito sobre la vida de Jesús. ¿Por qué?
Analicemos la realidad evidente sobre ésta cuestión. Como es bien sabido por todos los creyentes, los testigos privilegiados de la vida pública de Jesús fueron los apóstoles, doce hombres que fueron aprobados por el propio Jesús para seguirle durante sus tres años y medio de ministerio conocido y narrado en los Evangelios. Estos hombres vivieron estrechamente con Jesús, acompañándolo en sus giras de predicación, y sin lugar a dudas, tuvieron conversaciones íntimas y edificantes con su guía y Maestro. Curiosamente solo 2 de estos 12 hombres escribieron algo sobre Jesús atribuido a ellos: Estos fueron Mateo y Juan. Además sus escritos están separados por varías décadas. Es así como comúnmente se atribuye la redacción de Mateo en el 41 D.C, y el Evangelio de Juan en 98 D.C. De ésta forma (según el conocimiento que tenemos), las primeras Iglesias o Congregaciones Cristianas dispondrían durante muchas décadas de 1 solo Evangelio escrito por un solo apóstol que convivió y conoció personalmente a Jesús. ¿Qué sucedió con los otros apóstoles? ¿Mostraron acaso un escasísimo interés –o más bien negligencia grave- en velar por que su valioso e irrepetible testimonio personal quedara plasmado sobre documentos que recordaran por siempre al mundo aquello que fue y ya no volverá a ser hasta el fin de los tiempos?
Ciertamente pienso que no. Los apóstoles que vivieron y conocieron a Jesús sin lugar a dudas deben haber escrito más que algún recuerdo. Sin duda, o se nos han ocultado, o se perdieron definitivamente en el tiempo. No obstante, hay ciertas pruebas de que lo primero sucedió realmente. Resulta extraño y sospechoso que Marcos y Lucas hubieran sido los únicos que, a parte de Mateo y Juan, se dedicaran a escribir sobre un hombre que no conocieron realmente. Con esto no queremos decir en absoluto que los evangelios actuales no son valiosos. Al contrario, su mensaje ha cambiado al mundo durante dos milenios. Su valor es incalculable. Pero aún hay más sobre aquel extraordinario hombre que no sabemos.
Este aparente silencio de los otros apóstoles se podría asemejar a como una docena de historiadores o periodistas (que propagadores como ellos eran los apóstoles o enviados), presentes en los momentos de producirse el mayor prodigio de la historia humana, hubiesen enmudecido totalmente y el hecho no se hubiese plasmado documentalmente ni dado a conocer hasta cuarenta años después y sólo gracias a los escritos de un par de ayudantes de dos de esos testigos privilegiados.
Curiosamente el evangelio de Lucas debería llamarse La Primera a Teófilo (Hechos o Actos de los Apóstoles sería la Segunda Carta a Teófilo), ya que es claramente una epístola destinada a ayudar a un gentil sobre quién era este Jesús de quién tanto se hablaba. En este relato a Teófilo nos damos cuenta de algo que el mismo Lucas nos confirma, en el sentido de que muchos , a parte de él, estaban escribiendo sobre Jesús de Nazaret, ya sea en forma de cartas como aquella, como evangelios a mucha gente o recuerdos personales tal como lo eran las notas originales de Mateo y Andrés... Lucas 1: 1-4 lo muestra.
“Puesto que muchos han emprendido la recopilación de una declaración de los hechos que entre nosotros están plenamente acreditados, así como nos los entregaron los que desde [el] principio llegaron a ser testigos oculares y servidores del mensaje, yo también, porque he investigado todas las cosas desde el comienzo con exactitud, resolví escribírtelas en orden lógico, excelentísimo Teófilo, para que conozcas plenamente la certeza de las cosas que se te han enseñado oralmente”.
¿Quiénes eran esos muchos que escribían sobre Jesús? Bueno, descartamos a Juan, quién escribió en su vejez en el año 98 D.C, ya que Lucas escribió estas palabras entre 56 al 58. Descartamos a Mateo, ya que el escrito privado de Mateo se conservó como tal hasta la década del 70, cuando aparecería públicamente como el nuevo evangelio de Mateo, redactado esta vez por Isador. Marcos igualmente sería compuesto por la década del 60. ¿Cuáles y dónde estaban entonces los escritos de esos muchos que escribían también sobre Cristo? Y aunque Lucas podría haber sido escrito en una fecha más tardía, aun nos quedaríamos con otros dos evangelios. Solo 2 de los muchos otros escritos que dice Lucas que existían.
Analicemos la realidad evidente sobre ésta cuestión. Como es bien sabido por todos los creyentes, los testigos privilegiados de la vida pública de Jesús fueron los apóstoles, doce hombres que fueron aprobados por el propio Jesús para seguirle durante sus tres años y medio de ministerio conocido y narrado en los Evangelios. Estos hombres vivieron estrechamente con Jesús, acompañándolo en sus giras de predicación, y sin lugar a dudas, tuvieron conversaciones íntimas y edificantes con su guía y Maestro. Curiosamente solo 2 de estos 12 hombres escribieron algo sobre Jesús atribuido a ellos: Estos fueron Mateo y Juan. Además sus escritos están separados por varías décadas. Es así como comúnmente se atribuye la redacción de Mateo en el 41 D.C, y el Evangelio de Juan en 98 D.C. De ésta forma (según el conocimiento que tenemos), las primeras Iglesias o Congregaciones Cristianas dispondrían durante muchas décadas de 1 solo Evangelio escrito por un solo apóstol que convivió y conoció personalmente a Jesús. ¿Qué sucedió con los otros apóstoles? ¿Mostraron acaso un escasísimo interés –o más bien negligencia grave- en velar por que su valioso e irrepetible testimonio personal quedara plasmado sobre documentos que recordaran por siempre al mundo aquello que fue y ya no volverá a ser hasta el fin de los tiempos?
Ciertamente pienso que no. Los apóstoles que vivieron y conocieron a Jesús sin lugar a dudas deben haber escrito más que algún recuerdo. Sin duda, o se nos han ocultado, o se perdieron definitivamente en el tiempo. No obstante, hay ciertas pruebas de que lo primero sucedió realmente. Resulta extraño y sospechoso que Marcos y Lucas hubieran sido los únicos que, a parte de Mateo y Juan, se dedicaran a escribir sobre un hombre que no conocieron realmente. Con esto no queremos decir en absoluto que los evangelios actuales no son valiosos. Al contrario, su mensaje ha cambiado al mundo durante dos milenios. Su valor es incalculable. Pero aún hay más sobre aquel extraordinario hombre que no sabemos.
Este aparente silencio de los otros apóstoles se podría asemejar a como una docena de historiadores o periodistas (que propagadores como ellos eran los apóstoles o enviados), presentes en los momentos de producirse el mayor prodigio de la historia humana, hubiesen enmudecido totalmente y el hecho no se hubiese plasmado documentalmente ni dado a conocer hasta cuarenta años después y sólo gracias a los escritos de un par de ayudantes de dos de esos testigos privilegiados.
Curiosamente el evangelio de Lucas debería llamarse La Primera a Teófilo (Hechos o Actos de los Apóstoles sería la Segunda Carta a Teófilo), ya que es claramente una epístola destinada a ayudar a un gentil sobre quién era este Jesús de quién tanto se hablaba. En este relato a Teófilo nos damos cuenta de algo que el mismo Lucas nos confirma, en el sentido de que muchos , a parte de él, estaban escribiendo sobre Jesús de Nazaret, ya sea en forma de cartas como aquella, como evangelios a mucha gente o recuerdos personales tal como lo eran las notas originales de Mateo y Andrés... Lucas 1: 1-4 lo muestra.
“Puesto que muchos han emprendido la recopilación de una declaración de los hechos que entre nosotros están plenamente acreditados, así como nos los entregaron los que desde [el] principio llegaron a ser testigos oculares y servidores del mensaje, yo también, porque he investigado todas las cosas desde el comienzo con exactitud, resolví escribírtelas en orden lógico, excelentísimo Teófilo, para que conozcas plenamente la certeza de las cosas que se te han enseñado oralmente”.
¿Quiénes eran esos muchos que escribían sobre Jesús? Bueno, descartamos a Juan, quién escribió en su vejez en el año 98 D.C, ya que Lucas escribió estas palabras entre 56 al 58. Descartamos a Mateo, ya que el escrito privado de Mateo se conservó como tal hasta la década del 70, cuando aparecería públicamente como el nuevo evangelio de Mateo, redactado esta vez por Isador. Marcos igualmente sería compuesto por la década del 60. ¿Cuáles y dónde estaban entonces los escritos de esos muchos que escribían también sobre Cristo? Y aunque Lucas podría haber sido escrito en una fecha más tardía, aun nos quedaríamos con otros dos evangelios. Solo 2 de los muchos otros escritos que dice Lucas que existían.
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Ahora bien, sobre el evangelio de Juan, es extraño que Juan decidiera dictar sus memorias sobre Jesús cuando todos los demás apóstoles y testigos oculares de Jesús habían muerto. Incluso Pablo ya había sido ejecutado hace tiempo. Muchos han llegado a la conclusión de que este Evangelio (el más cercano a la filosofía y mensaje íntimo de Jesús) fue una confesión final de un hombre que conocía la verdad y que antes de morir quiso contar la verdad sobre Jesús, y que él había callado. Como prueba de esto, el evangelio de Juan proporciona ¡un 92% de información nueva que no se considera en los otros evangelios! En este evangelio se relatan conversaciones claves e íntimas de Jesús con algunas personas como Nicodemo, la Samaritana, y su despedida final dirigida a los apóstoles que de manera inédita se demora ¡cinco capítulos! Conversaciones que son sinceras y reveladoras, y que permiten comprender de manera más cercana la esencia de la religión que el Maestro predicaba a la multitud. Ciertamente las primeras congregaciones o iglesias de las décadas anteriores no conocían estos detalles sobresalientes que Juan antes morir decide contar. Ni siquiera Pablo sabía sobre aquellas cosas. Obviamente, por supuesto, hablamos en el difícil supuesto de que no habrían otros evangelios aparte de Mateo, Marcos y Lucas; aunque estos datos sobre Juan nos dejan obviamente pensando.
No obstante, debemos reconocer que los evangelios actuales son obras maravillosas que han cambiado al mundo. Todos estos autores presentaron honestas descripciones de Jesús tal como ellos lo habían visto, lo recordaban o se habían informado sobre él, y en la medida en que sus conceptos de aquellos acontecimientos lejanos fueron conjugados por su adhesión posterior a la teología cristiana de Pablo fueron cambiados algunos puntos que hoy se han considerado importantes para los intereses de las Iglesia Católica y Organizaciones religiosas. No obstante estos documentos han sido suficientes para cambiar el curso de la historia de la Humanidad durante cerca de dos mil años. Sin duda la Propia imagen de Jesús de Nazaret es poderosa. Gandhi y otros hombres han hablado acerca de la belleza y lo práctico que sería que la humanidad prestara atención a las enseñanzas de Jesús. Sin embargo, el mundo actual sigue divido en miles de confesiones, cada cual pretende interpretar algunos puntos de las enseñanzas de Jesús. Esto ha provocado divisiones y disputas por la supuesta posesión de la verdad, con la consiguiente exclusión de otros. Recordemos que finalmente la Iglesia Católica decide establecer el canon ella misma basándose en ciertos criterios.
No obstante, debemos reconocer que los evangelios actuales son obras maravillosas que han cambiado al mundo. Todos estos autores presentaron honestas descripciones de Jesús tal como ellos lo habían visto, lo recordaban o se habían informado sobre él, y en la medida en que sus conceptos de aquellos acontecimientos lejanos fueron conjugados por su adhesión posterior a la teología cristiana de Pablo fueron cambiados algunos puntos que hoy se han considerado importantes para los intereses de las Iglesia Católica y Organizaciones religiosas. No obstante estos documentos han sido suficientes para cambiar el curso de la historia de la Humanidad durante cerca de dos mil años. Sin duda la Propia imagen de Jesús de Nazaret es poderosa. Gandhi y otros hombres han hablado acerca de la belleza y lo práctico que sería que la humanidad prestara atención a las enseñanzas de Jesús. Sin embargo, el mundo actual sigue divido en miles de confesiones, cada cual pretende interpretar algunos puntos de las enseñanzas de Jesús. Esto ha provocado divisiones y disputas por la supuesta posesión de la verdad, con la consiguiente exclusión de otros. Recordemos que finalmente la Iglesia Católica decide establecer el canon ella misma basándose en ciertos criterios.
En éstos relatos, estudiaremos una vida de Jesús posiblemente real. Está basada en varias fuentes, desde la Biblia, el Libro de Urantia, los textos del Mar Muerto y libros de escritores recientes. La autenticidad de individuos, grupos religiosos, o literatura que declara autoridad de revelación es siempre cuestionada. No discutiremos eso. La calidad debe ser evaluada por el contenido. La autoridad nunca es un criterio filosófico de verdad. Sólo hay dos formas de abordar esta pregunta.
Primero, puede hacerse un juicio personal basado en la calidad del material que está siendo evaluado. La otra forma de establecer la autenticidad de revelación es por el juicio de la sociedad a través de años de experiencia histórica. La tradición social es una influencia poderosa. Aun cuando los eruditos Bíblicos como Rudolf Bultmann declaren que nuestro confiable conocimiento histórico es tan pobre que "Muy poco podemos saber acerca de la vida y personalidad de Jesús" pocas personas están preocupadas por tales declaraciones. Nuestra experiencia histórica ha validado socialmente la calidad del Nuevo Testamento. Pero incluso, muchas partes de la Biblia no fueron aceptadas como inspiradas, hasta que llegó el momento adecuado varios siglos más tarde.
En suma, es el corazón del lector el que debe «sentir» si estas narraciones acerca de Jesús son o no creíbles. Que cada cual, por tanto, en lo más íntimo de su ser juzgue y decida, de acuerdo con los dictámenes de su conciencia. Ésa jamás se equivoca.
La información adicional de Jesús presentada en éste blog es diametralmente diferente a los escritos gnósticos y los fantásticos evangelios apócrifos que hablan de un niño Jesús con superpoderes, o un joven exiliado en la India, aprendiendo de los Gurus sus conocimientos, o cualquier novela burda que habla de un Jesús casado con la Magdalena y ocultando a sus hijos. Al contrario, estos valiosos documentos nos presentan a un Jesús real, divino y humano, aumentando el horizonte bíblico, pero de una manera que nuestra imagen de él sale fortalecida, nunca mermada. Lo invitamos, por lo tanto, a leer y a juzgar por sí mismo esta trascendental revelación: “La Vida y Las Enseñanzas de Jesús”.